El bagazo o cebadilla de cerveza es la pasta húmeda que resulta del proceso de maceración y filtrado. Este residuo orgánico, muy apreciado por ser rico en proteínas, se posiciona como una alternativa que contribuye a la implantación de una economía circular en la elaboración de la cerveza. Tanto es así que existen empresas dedicadas a la recolección y distribución del bagazo de cerveza a gran escala.

El bagazo de cebada es un alimento de alto valor nutricional, por lo que, hasta ahora, el uso más extendido era su comercialización para la producción de alimentos para animales, así como para la creación de compost y fertilizante orgánico, ya que su alto contenido en carbono, contribuye a mantener la materia orgánica del suelo.

No obstante, en los últimos años, el bagazo se ha comenzado a utilizar en la elaboración de sustrato para la cubierta de azoteas y jardineras, sobre todo en hoteles. Pero esto no es todo, porque también ha pasado a tener un papel relevante en el consumo humano, utilizándose como ingrediente de comida -son muchos los que se han animado ya a hacer pan de bagazo, en alguna ocasión también lo hemos elaborado para nuestro restaurante-, o en dietética, por su riqueza en vitamina B, sales minerales y aminoácidos. Además, podría utilizarse también en industrias cosméticas y farmacéuticas, debido a su actividad antioxidante.

No obstante, con el objeto de minimizar el impacto ambiental a la vez que se aprovecha este residuo orgánico, se ha seguido investigando para continuar dándole múltiples usos al bagazo. El proyecto Life Brewery, integrado en el programa LIFE de la Unión Europea (2017-2020) plantea la posibilidad de usar el bagazo como sustituto de la harina de pescado en la elaboración de los alimentos para peces, lo que permitiría disminuir el impacto en el medio marino y reducir la dependencia de uso de ingredientes procedentes del mar. Además, desde hace varios años, investigadores de la Universidad de Valladolid y del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León estudian el aprovechamiento del bagazo para producir biobutanol, un biocombustible con un octanaje similar a la gasolina y que permitiría su uso sin modificar los motores de combustión.

Por nuestra parte, entregamos el bagazo resultante de la elaboración de la cerveza a vecinos de la comarca que emplean este residuo orgánico en su actividad agrícola, pues creemos en el crecimiento sostenible e integrador, a través de la utilización eficaz de los recursos.